El jefe, Max, no se pudo resistir cuando su compañera pelirroja latina le pidió una reunión privada en primera persona después del horario de trabajo. Sabía cómo complacer, empezando con una mamada amateur descuidada, y luego inclinándose para un intenso anal. Esta chica no era una oficinista cualquiera: era una estrella porno disfrazada, disfrutando cada centímetro de esa polla en primera persona, gimiendo, metiéndosela hasta el fondo de su dulce culo y pidiendo más.