Mi esposa se volvió loca por nuestro aniversario, dejando de lado su habitual dulzura por un papel de estrella porno. Empezó con una mamada descuidada, chupándome la polla como una profesional. Luego, quiso sexo duro, así que la incliné y la embestí a cuatro patas, haciéndola gritar como la pequeña zorra que era. Fue una noche de locura de sexo duro, y mi chica lo recibió como una campeona.