La zorra de mi profesora de piano siempre se saltaba las clases, pero hoy no. Esta belleza morena tenía algo más en mente. Se inclina sobre mí, su linda melena pelirroja me cae en la cara, y susurra: «Te voy a follar en lugar de enseñarte». Gemidos es todo lo que oigo ahora y sus sensuales curvas son todo lo que veo. Su piel blanca como la leche, esas tetas respingonas... ¡Joder, es una auténtica diosa! Me provoca la polla, gimiendo mientras la desliza, con el coño tan jodidamente húmedo y listo. Lección aprendida: follar con una pelirroja cachonda es mejor que tocar el piano cualquier día.
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