Pillada con las manos en la masa, la bomba rubia Christie Stevens está en serios problemas. Esta ladrona pensó que podía robar lo que quisiera, pero la cagó a lo grande. Ahora, está comprometida, encorvada y recibiendo un duro castigo de su hijastro cabreado. Él le da nalgadas hasta dejarla roja, luego la penetra, follándola profundamente y a pelo. Christie gime, tomando cada centímetro, su cuerpo la traiciona mientras recibe un duro castigo.
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