De vuelta a escondidas en su dormitorio, esta diosa de ébano está cachonda. Sola en la cama, se mete los dedos en su coño mojado, frotándose el clítoris hasta que gotea crema. Gimiendo, casi la descubre su despistada compañera. ¡Joder, estuvo cerca! Se folla sola, mordiéndose el labio para reprimir sus gritos de placer.