¡Joder! Ya no podía resistirme. Mi hermanastra era una rubia espectacular, novata follando, pero experta en ponerme duro. Le encantaba chuparme la polla, la postura del perrito era su favorita, pero hoy me montaba como una moto robada. Le estaba poniendo los cuernos a mi novia, pero, caray, mi hermanastra lo merecía. Me corrí por todo su coño, marcando mi territorio como un maldito animal.