Se pavonea por la playa, el bikini apenas oculta su coño cachondo. Las olas rompen, pero ella tiene una emoción diferente en mente. Provocando a todos los chicos a su alrededor, encuentra un lugar tranquilo para masturbarse. Frotándose el clítoris, los dedos deslizándose en su húmedo placer en solitario; casi la pillan, pero joder, ese subidón lo pone aún más caliente. Jadeando, intentando no gritar, llega al clímax, la excitación pública la eleva.