La jefa morena y tetona tuvo un día de locos, pero sabía cómo aliviar el estrés. Le ordenó a su nuevo empleado que se quedara después de hora. En cuanto se quedaron solos, le exigió que se arrodillara para adorar su jugosa funda de pene. Apenas podía creerlo. Fue a un trabajo y terminó follado por su molesto gerente amateur; ¡me encantó! Lo hizo martillar como un taladro neumático y consiguió su collar de perlas. A cuatro patas, vaquera, follada por todos los agujeros, arreglando su estado de ánimo.