Una universitaria bostezando cree que posa para unas fotos casuales, pero a esta japonesa amateur gordita le espera una sorpresa. Intenta parecer tranquila y profesional, pero cuando está a cuatro patas, con su enorme culo suplicándole, la cosa se pone fea. No puede evitar gritar cuando esa polla la embiste, olvidando la vaquera y el misionero, mientras lo recibe como una campeona. Las lágrimas le resbalan por la cara, pero su coño sigue pidiendo más, y un cremoso final tiñe ese gordo trasero de blanco.