Ya no pudo resistirse al mejor amigo de su novio. Tras ver sus tatuajes, estaba mojada y lista para que la penetrara. Se escabulleron a un motel sucio a plena luz del día, a solo cinco kilómetros del centro. Usando sus habilidades de mamada para provocar a modo de juego previo, convenció a su amigo de que la follara con fuerza. La inclinó sobre una silla, desnuda. Primero, montó su curvilíneo culo de gordita a cuatro patas, lo que la hizo gritar su nombre. Luego, la volteó, agarrándole los muslos tatuados y follándola hasta que sus grandes pechos redondos se empaparon de sudor. Sin poder contenerse más, derramó su semen sobre su coño recién follado.