Pillada con las manos en la masa, observando sus deliciosas curvas amateur, me mostró esa linda sonrisa inocente. "¿Quieres ver más?", ronroneó mi chica mientras dudaba en su oferta porno de novato. Se deslizó las bragas a un lado y se me abrieron los ojos de par en par. "Entonces lámelo todo, chico sucio", gimió mientras me sumergía. Una delicia casera, su dulce coño sabía a gloria. Me agarró del pelo, frotándose contra mi lengua. Mi capricho casero gimió más fuerte, con las piernas temblando hasta que sonrió y me apartó. "Vete a la mierda, se acabó el espectáculo", rió, dejándome duro como una piedra. Una auténtica provocación casera.