Lala Ivey lleva sus ajustados pantalones de yoga, estirándose en casi todas las posturas imaginables, volviendo loco a su compañero de piso, Damon Dice. Sabe exactamente lo que hace: lo provoca con su culo perfecto al aire. Él ya no aguanta más, tiene la polla dura como el acero. Lala ve su bulto, le dedica una sonrisa de "fóllame" y lo lleva directo a su habitación. La ropa cae al suelo, los labios de Lala rodean su polla, haciéndole una mamada brutal. La inclina, se desliza profundamente y sin control, follándola a cuatro patas, y luego la da la vuelta para una buena postura del misionero. Pero aún no ha terminado. Lala le rodea la polla con los pies, haciéndole una paja con los pies brutal hasta que se corre. ¡Menuda provocación!
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