Metiéndome a escondidas en la cama de mi madrastra para follarla hasta dejarla sin aliento y dejarla con una corrida goteando
Me colé en la cama de mi madrastra y la encontré desnuda, con ese culo casero amateur que me lo pedía a gritos. Es una auténtica belleza, una puta pesadilla de milf, todo en uno. Me deslicé dentro y ya estaba mojada, lista para un buen polvo. Le embarré ese dulce coño, sus gemidos me volvieron loco. Su marido estaba en la habitación de al lado, lo que lo ponía aún más cachondo. Le daba igual si nos pillaban y le daba igual mientras se estremecía y se agarraba a las sábanas con mis pelotas bombeando sus paredes. Y, por supuesto, ¿qué sería de una tía buena sin una cereza encima? Le llené de leche, dejándole mi marca, y fue un desastre glorioso. ¡Madre mía, qué esposa tan buena para follar!
