En un baño lleno de vapor, me encuentro a solas con mi ardiente hermanastra por primera vez. Es una belleza de anime que ha cobrado vida, con sus grandes tetas y curvas como en esos juegos hentai. Intento mantener la calma, pero mi polla tiene otros planes. Me pilla mirándola y, de repente, empieza el juego. De repente, estamos en un sueño porno en 3D, su cuerpo animado deslizándose contra el mío, empapado y listo. Gime mientras la inclino, su coño apretado esperando a que haga mi movimiento. No es solo un baño, es un paraíso de juegos porno, y estoy a punto de ganar la lotería.