Cabalgando mi polla como una campeona, se detiene de repente, su cuerpo temblando de placer. Siento su coño ordeñando mi verga, pero aguanto. Se desliza fuera de mi polla, con las tetas rebotando, y se arrodilla. Agarrando mi miembro resbaladizo, lo acaricia, mirándome con ojos sucios. "Dame esa leche", suplica. Echo la cabeza hacia atrás, gimiendo al explotar, pintando su pecho con gruesos chorros. Se ríe, frotando el semen en sus tetas. Luego, inclinándose, lame mi sensible punta, gimiendo al saborear mi leche. Me toma de nuevo en su boca, chupando hasta la última gota de mi polla palpitante.