El cliente de Camila Henao se da la vuelta, indicando que está listo para algo más que un masaje. Ella sonríe con suficiencia, subiéndose a la camilla, a lo vaquera. Su coño húmedo se desliza sobre su pene. Se mece adelante y atrás, sus tetas rebotan mientras lo cabalga. Él la agarra por las caderas, luego la tira hacia abajo y se da la vuelta para tomar el control, ahora en la posición del misionero. Mientras jadean juntos, ella lo empuja hacia atrás y se desliza sobre su miembro para una mamada profunda, y termina sacándolo de su garganta, con un escupitajo, y de vuelta a la posición del perrito, embestidas fuertes, rápidas y profundas, lo agarra fuerte y maldice. Sonríe mientras él se corre con fuerza. Es el mejor final feliz que Camila Henao ha dado jamás.