Jade pensó que perdería la virginidad con su novio, pero su engreído hermanastro tenía otros planes. La pilló vestida solo con una tanga, con la mirada fija en su diminuta y delgada figura. «A la mierda», insistió, «si alguien está rompiendo esa virginidad, soy yo». La empujó sobre la cama, abriéndole las piernas. Ella lo maldijo, pero no se resistió cuando él le apartó la tanga, hundiendo su polla dura en su coño prohibido, reclamándola como su primera.
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