Una rubia cachonda no se cansa de la polla negra de 30 cm del doctor. La babea por todas partes, metiéndosela hasta el fondo de la garganta. Él la inclina, follándola a cuatro patas, y luego ella cabalga esa polla monstruosa, metiéndosela hasta las bolas. El doctor la pone del revés, follándola a lo bestia hasta correrse en su bonita cara.