En la noche, un padrastro entra de puntillas en su habitación, una chica guapa durmiendo profundamente. La lujuria tabú lo hizo desear su virginidad. Se desliza bajo las sábanas, con su polla desnuda lista para la acción. Unas caricias suaves y ella está mojada, gimiendo por más. Se desliza dentro, a pelo, sintiendo su estrechez aferrándose a él. Su polvo es lento, intenso, una danza secreta en la oscuridad. Él no puede contenerse, descargando una abundante corrida, el riesgo máximo de impregnación. Ella gime, llena hasta el fondo, y su polvo tabú termina en un pequeño secreto sucio.