Una bomba rubia, la reina de la era, pilló a su novio engañándola y decidió vengarse. Mientras él estaba fuera, sedujo a su padrastro europeo, un semental empedernido con ganas de venganza. Gimió cuando él la dobló, su gruesa polla la embistió por detrás. Esto no era solo sexo; era una venganza intensa y cruda. El coño de la reina de la era palpitaba con cada embestida profunda, los gruñidos de placer de su padrastro llenaban la habitación. Se corrió con fuerza, su cuerpo temblando de placer mientras gritaba "¡Jodete!" a su novio. El sexo vengativo de un infiel es tan dulce, siempre y cuando su padrastro folle tanto como su hijastro.
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