Atrapado en plena follada, solté el nombre de otra zorra. Se quedó paralizada, con las tetas agitadas y el coño apretado. «Estoy jodido», pensé, pero ella sonrió con sorna y empezó a cabalgarme con más fuerza. Sudorosa, borracha, pero cachonda como una cabra, gritó: «¡Cógeme como te follas a esa puta mazatleca!». La zorra loca lo llevó a otro nivel, follándome sin piedad. La zorra de Berga me folló bien, odiándome hasta que ambos explotamos. Una follada sucia y demencial, se la metió hasta el fondo, me escupió en la polla y se fue. ¡Una puta locura!