En un rincón mugriento del apartamento de Mike, James Brossman se relaja cuando Shay Henrix, la rubia de abajo, aparece. Tiene hambre, no de comida, sino de una polla gorda. La zorra amateur Shay no pierde el tiempo, envuelve sus labios alrededor de la polla de James, haciéndole una mamada descuidada como si se estuviera muriendo de hambre. Se acaricia esa polla, ejerciendo su magia de masturbación. James le folla la cara y luego la inclina para una follada intensa. Esto no es un polvo romántico, es primitivo, crudo. La penetra profundamente, sus gemidos llenan la habitación. Cuando no puede contenerse, se retira, cubriéndole la cara con una corrida caliente. Jodidamente perfecto.