La ayuda vecinal se vuelve traviesa cuando un tipo recibe una mamada por las molestias. Ella se la chupa bien, y la acción amateur se pone caliente. Se follan al misionero, luego a cuatro patas, una diversión casera y a pelo en un festín de sexo que él no olvidará. El día de colada nunca había estado tan caliente, ¡joder!, esa tía sí que sabe cómo frotar una polla.