Por fin me cogí a lo bestia con mi caliente vecina venezolana
Vivir al lado de una venezolana cachonda había sido una tortura. Esas tetas, ese culo moviéndose con ropa ajustada... fue un infierno cuando por fin dijo que sí. La incliné y deslicé mi polla en su coño ansioso. Gimió como una campeona, gritando: "¡Sí, papi, fóllame más fuerte!". Le embestí el coño latino, sus jugos goteando por sus muslos. Me folló como un loco, sacándome la leche hasta que exploté, haciéndola gritar de éxtasis. Un polvo con el vecino nunca se sintió tan bien.
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