Follar con mi ardiente madrastra siempre fue una fantasía, pero hoy es realidad. Es una morena guapa, amateur de pies a cabeza, y, ¡qué va!, es insaciable. Estamos en su habitación, en posición de misionero, con su coño peludo a la vista. Es una delicia casera, su culo regordete rebota con cada embestida. Me deslizo hasta el fondo, su humedad envuelve mi polla. Ella gime, pidiendo más. Bombeo con más fuerza, la habitación se llena con el sonido de nuestro polvo. Grita mi nombre, su cuerpo tiembla mientras le dejo una corrida caliente entre las piernas. De cerca, se ve cada puta gota. Esto es el puto paraíso.
11:51
6:12