El cuñado encontró a su cuñada sola en casa, lista para follar. ¡Ninguna casa pudo contener su follada demencial, la auténtica cabalgada! Ella echó el culo hacia atrás, pidiendo a gritos la posición del perrito, luego se puso en vaquera, rebotando hasta que él estuvo cerca. Él la gimió de nuevo, terminando en misionero, sus gemidos eran como la pólvora. Lamió su dulce coño hasta dejarlo limpio, una fiera entre las sábanas. ¡Dios mío, qué pasada!