La mamá de Buddy, con su físico imponente, adora los videojuegos tanto como yo. Cuando me vio con dificultades en un nivel difícil, me ofreció su motivación "especial". Con solo mirar sus tetas, quedé prendado. Se arrodilló y me hizo una mamada descuidada que me puso muy duro. Luego, se inclinó sobre el sofá, lista para la postura del perrito. Su coño caliente goteaba, y me rogó que también lo hiciera en la postura del misionero. Follamos duro, cachondos como el infierno, hasta que superé ese nivel y me vació las pelotas.