Una japonesa guapa creía poder con cualquier polla, pero esta polla negra era un monstruo. Se atragantó con ella, las lágrimas le corrían por la cara mientras luchaba por hacer una garganta profunda. A cuatro patas, se la metió en cada centímetro, estirando su estrecho coño hasta el límite. ¿El final? Un facial masivo, tiñendo su bonita cara morena de blanco.