Desperté con el olor a panqueques y entré a la cocina a trompicones. Allí encontré a mi madrastra rubia y tetona, una milf amateur, preparando el desayuno con solo un delantal. Su culo redondo estaba a la vista, pidiendo a gritos una buena follada a cuatro patas. Me pilló mirándola y se arrodilló, haciéndome la mejor mamada matutina de mi vida. Esta tía sabía cómo empezar bien el día, y no pude resistirme a su seducción.