Tras perder una apuesta, dos delgadas amateurs se encuentran inclinadas, turnándose para recibir la enorme polla de Leo en sus estrechos culos. La habitación resuena con sus gemidos mientras él las embiste, una tras otra, en una escena sudorosa y salvaje a cuatro patas. Sexys y desinhibidas, se entregan a la implacable follada anal del ogro, creando una escena inolvidable.