Una latina guapísima siempre enseñaba su culo voluptuoso en clase. Un día, se acercó tranquilamente, pidiendo una mejor nota. Acepté, si se inclinaba sobre mi escritorio. Se rió, quitándose los vaqueros, dejando al descubierto ese trasero enorme y sexy. Le di duro en el coño como si no hubiera mañana, haciéndola gemir y suplicar por más. El sexo amateur nunca se sintió tan bien.