Atrapada a medias, mi madrastra tetona entra, observando mi polla palpitante. Es una diosa madura, le encanta el sexo duro y sucio. "No pares, déjame ayudarte", sonríe con suficiencia, cayendo de rodillas. Me penetra profundamente, atragantándose como una aficionada. La doy vuelta, a cuatro patas, embistiendo con fuerza su coño maduro. Gime, pidiendo más. A continuación, el sexo anal, duro y crudo, sus gritos llenan la habitación. La mejor sorpresa de mi vida.
Visitar el sitio de patrocinador