Hambriento de sexo virtual, le dije a esta zorra amateur de webcam que siguiera prostituyéndose hasta correrse. Sus dedos danzaban sobre su coño mojado, gemidos que resonaban mientras se masturbaba solo para mí. Cuando finalmente explotó en una dulce corrida, fue mi turno. Me masturbé, derramando mi leche mientras ella miraba, sonriendo como la putita guarrilla que es. Puro placer.