Ella intentó protestar, pero él no lo permitió. "Cállate y chúpamela", le ordenó. La guapa dudó, "pero padrastro..." su respuesta fue rápida, "cállate y ponte a cuatro patas". Ella obedeció, su boca lo acariciaba mientras él admiraba su pose de zorra, lista para una embestida a cuatro patas.