Pillado masturbándose, el día del hijastro dio un giro inesperado. Su padrastro entró, no enfadado, sino excitado. Hora de una lección de sexo, dijo, empezando con una mamada. El hijastro, con ganas de aprender, chupó la polla como un profesional. Después, misionero, sexo oral e incluso anal. Un rito de iniciación que jamás olvidaría.