Una rubia hispana, tetona y regordeta, está inclinada sobre la secadora, con su barriga colgando. Le ruega a su hermanastro que la folle duro en primera persona, desesperada por su polla a cuatro patas. El lavadero resuena con sus súplicas y sus embestidas, su culo redondo rebota con cada intensa embestida. Gime por más, perdida en el calor tabú.