Lo desperté con una sacudida, mi culo curvilíneo frotándose contra su regazo. Lo siento, no lo siento, estaba cachonda. Me dio la vuelta, bruscamente lista. Cabalgué su polla a lo vaquera, nuestra sesión de sexo casero calentó la habitación. ¿Hora amateur? No, follamos como profesionales, a pelo y con mucha pasión. No pudo resistirse a mis curvas, y yo no pude resistirme a su polla. Una erección matutina nunca fue tan placentera.