Ha vuelto, ese imbécil, mi padrastro tatuado, creyéndose capaz de hacer lo que quiera. Bueno, al diablo con eso. Ya no soy su putita. He estado practicando mis habilidades de zorra amateur y estoy lista para darle un poco de su propia medicina. Esta vez, le espera una sorpresa casera. A ver quién manda ahora.