En una habitación de hotel barata, una guapa amateur se sube a una cama chirriante e iluminada. Se abre de piernas, invitando a su hombre a una follada a pelo en la postura del misionero. Esta delicia casera la hace gemir a gritos, sin importarle en absoluto las delgadas paredes. Los muelles de la cama cantan al ritmo de su sudoroso y caliente.