En un bullicioso restaurante de comida rápida, esta belleza de ébano no pudo resistir su antojo de polla negra. Cayó de rodillas, haciendo una mamada en público como si fuera el capricho más delicioso. Volteándola, la embistió a cuatro patas, poniendo celosos a todos los clientes con su espectáculo salvaje y atrevido.