Nunca tuvo intención de engañarla, pero después de unas copas con su mejor amiga, se tropezó con la habitación equivocada. El hombre de su amiga la esperaba, con la polla fuera, listo para la que creía que era su chica. Vio esa polla negra y no pudo resistirse, recibiendo una mamada profunda y húmeda. La cosa se intensificó rápidamente, convirtiéndose en un trío casero. Gemidos sensuales llenaron el aire mientras ella se la metía en cada centímetro, convirtiéndolo en un accidente que repetiría cualquier día.