Mi hermanastra y yo, ambas amateurs, decidimos probar el sexo anal. Grabando en primera persona, empezamos despacio, jugueteando con el coño de la otra antes de meternos una polla enorme. Gimiendo y gimiendo, sentimos cómo cada centímetro de nuestro trasero se estiraba. ¡Joder, fue intenso! Al final, gritábamos de placer, demostrando que a veces la curiosidad nos lleva al porno más caliente.