Ella suplica: «No te corras dentro, tengo que ir a clase». La luz de la mañana llena la habitación mientras él la folla con fuerza. Ya llega tarde, pero no puede dejar de montar esa polla. Una última embestida, él se retira justo a tiempo. El semen caliente le corre por la espalda. Se muerde el labio. «Joder, eso estuvo cerca».