La pillé charlando, me colé por detrás, levantándole la falda para una sorpresa a cuatro patas. Esta morena amateur era toda mía, en vaquera y misionero, mientras intentaba mantener su llamada. ¡Menuda multitarea! Gemía quedamente, tomando cada centímetro mientras fingía que no pasaba nada. Ardiente y traviesa, no pudo resistirse ni siquiera al teléfono.