Los compañeros de piso vírgenes Benjamin y Mark, ambos devotos y en el armario, ven sus creencias religiosas puestas a prueba al despertarse excitados tras un sueño húmedo. Incapaces de resistirse a sus enormes erecciones, empiezan a pajearse uno al lado del otro. De repente, Benjamin, curioso y desesperado, inicia una brutal penetración anal. Mark, gimiendo de placer, toma cada centímetro mientras Benjamin lo folla con fuerza, lo que resulta en una explosiva corrida anal. Su primer encuentro gay convierte a estos compañeros de piso en apasionados compañeros de sexo.