Ella es una aficionada, lo monta a lo vaquera y luego cambia a la postura del perrito. Su padrastro está demasiado ocupado disfrutando de su estrecho coño como para preocuparse por su hora de queda. Follando en la postura del misionero, ella suplica: «No te corras dentro de mí, no quiero quedarme embarazada». Él la calla con una brutal follada facial, provocándole arcadas. Ella negocia: «Si dejo que te corras en mi boca, ¿puedo salir con mi novio?». Es un trato que él no puede rechazar.