Lo pillé mirando mi tatuaje, con la falda subiéndose mientras tomaba un sorbo de café. Los clientes del café no sabían que luego estaría boca abajo, con el culo hacia arriba, con su lengua explorando cada centímetro, desde mi ano hasta mi clítoris. Joder, sabía cómo usar esa lengua. El pelo castaño me agarró con fuerza, me corrí con fuerza antes de que me volteara, follándome justo en el tatuaje.