Mini, una pequeña belleza, se arrodilla ante una polla dura como una roca, ansiosa por el gran final. Se la mete en la boca, con la mirada fija en él, hasta que él ya no puede contenerse. Con un gruñido, le suelta una corrida masiva, cubriéndole la cara con gruesos chorros de semen. Mini disfruta cada segundo de este facial caótico, luciendo su semen como una insignia de honor.