Una sexy morena dormitaba en el tren público cuando un chico se acercó sigilosamente a ella. Le levantó la falda, le apartó las bragas y empezó a follársela a cuatro patas. Se despertó con un grito ahogado, pero ¡joder!, ya estaba mojada y le encantaba. Cambiando a la postura del misionero, continuó embistiéndole el estrecho coño allí mismo en el tren. Una zorra amateur no pudo resistirse a un polvo en público.