A plena luz del día, me estoy metiendo con la hija del gerente, que está buenísima, en el balcón. Me monta como una vaquera, y luego se da la vuelta para un poco de sexo salvaje. Sus movimientos amateurs me vuelven loco, casi nos echan. ¿Quién iba a decir que un polvo salvaje causaría tantos problemas?